Una fructífera discusión se generó en el taller “Cómo construir un curso en formato B-Learning”, correspondiente a la Temporada Otoño 2023 de los Talleres en Docencia Universitaria. Experta invitada de la Universidad de Chile, participó de la jornada.
La Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, por medio de la Vicerrectoría Académica y su Unidad de Mejoramiento de la Docencia Universitaria, se encuentra desarrollando una nueva edición de los Talleres en Docencia Universitaria, Temporada Otoño 2023, que incluye entre sus formaciones una instancia dedicada a “Cómo construir un curso en formato B-Learning”, que se enmarca en el proyecto UCV20101, “Estrategia de Fortalecimiento de las Competencias del Siglo XXI de los Estudiantes por medio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación”.
El curso está a cargo de Mg. Joyce Maturana, profesora del Instituto de Biología de esta casa de estudios, y contó con la participación de Mg. Carolina Aranda, directora ejecutiva del Centro de Enseñanza y Aprendizaje, FEN – Universidad de Chile. El taller, que responde a los actuales lineamientos del Modelo Educativo y el Marco de Cualificación de la Docencia Universitaria, pretende que sus participantes diseñen una ruta de aprendizaje b-learning, que fortalezca el aprendizaje activo, autónomo y la retroalimentación a estudiantes. También se espera que las y los docentes sean capaces de implementar en un aula virtual una unidad, sección o módulo en formato semipresencial.
En la clase inicial, la profesora invitada, hizo un exhaustivo análisis sobre qué es lo que se entiende por una clase b-learning y compartió algunos tips para afrontar este tipo de instancias formativas, lo cual derivó en un interesante intercambio de opiniones entre las y los presentes sobre sus concepciones y creencias acerca del aprendizaje semipresencial.
En ese sentido, Carolina Aranda profundizó en los beneficios que conlleva respecto al trabajo autónomo y a la gestión del tiempo de las y los estudiantes. “Entre los aportes de implementar b-learning para las y los estudiantes está la flexibilidad que les brinda para complementar sus estudios con otras actividades, lo que es especialmente relevante en las nuevas generaciones que se integran a la universidad, las cuales valoran mucho más poder utilizar su tiempo en más actividades que solo estudiar”, explicó.
“Por otra parte, la modalidad b-learning es una oportunidad para las y los estudiantes de modelar la manera en que pueden organizar su estudio autónomo, tomando conciencia del tiempo que involucra cada tarea y el sentido de cada actividad de un curso. En este sentido, una buena propuesta de b-learning, les permite desarrollar habilidades de autonomía, autorregulación y colaboración entre pares”, agregó la académica.
Respecto a la participación de las y los profesores en la clase, la profesional destacó la “genuina preocupación” de integrar nuevas modalidades para hacer llegar de mejor forma los contenidos a la comunidad estudiantil. “La evalúo (la participación) de forma positiva, ya que quienes asistieron mostraban una genuina preocupación e interés por aprender de esta modalidad y transferir los mejores aprendizajes a sus estudiantes. Se notó en el taller que eran docentes que venían pensando sobre este tema, con preguntas y reflexiones muy atingentes e interesantes para pensar la implementación de la modalidad. Valoro además que, al estar ya inmersos en temáticas en torno a la docencia en pregrado, había aspectos que ya les eran conocidos y, por tanto, la discusión se centraba en puntos más específicos y/o complejos, lo que hizo también más desafiante la instancia”.
“Creo que es muy meritorio que las y los docentes participen en estos perfeccionamientos y que la Universidad y la Unidad de Mejoramiento de la Docencia Universitaria, favorezcan estas instancias de formación para darle más herramientas y espacios de reflexión a sus académicas y académicos”, concluyó.
Por Ayskée Solís H.